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Una noche cotidiana

Saliste de la escuela temprano te fuiste al trabajo: ese call center que explota mujeres jóvenes, estudiantes... Alrededor de las once de la noche corriste al metro para alcanzar el transporte a casa. Subiste cansada, con miedo... olía a mierda... y a miedo. Había lugares en el vagón. Te sentaste. Cansada. Mirada fijada en la ventanilla. Reflejo de tu rostro. Un tipo se sentó a tu lado. Lo supiste por su olor y por sus manos colocadas cerca de tus piernas. Ese tipo hedía lujuria. Tu cuerpo sintió miedo. Más que miedo. No miraste su cara. Sólo veías sus manos a través del cristal, rayado. Comenzase a sentir deseos... querías matarlo... pero tenías miedo. Apretaste los puños. Esperabas la siguiente estación. Bajarías corriendo. Su olor era asqueroso. Se abrieron las puertas. Saliste sin voltear. Corriste. Corriste. Corriste tan rápido como tus piernas nerviosas lo permitieron. Sentiste miedo... pero corriste corriste corriste

Sueños... de una loca

Las locas destruyen puertos con sus labios. Las locas brujas borran rutas que otros construyeron. Las locas no dejan rastro, ni reviven muertos. Las locas de mayo tienen alas azules, que a las 6:25, danzan en la luna roja que dejó de ser. Las locas mariposas-brujas que luchan por un cuerpo en goce en este sistema heteronormativo, no escuchan exigencias, ni obedecen consignas. O al menos... lo intentan. Las locas ríen desparpajadas tiradas en el piso. Las locas ignoran al silencio. Las locas usan la palabra para autorevelarse. Las locas se reúnen con otras locas para vibrar. Las locas construyen espacios que nadie conoce. Las locas caen en hoyos y se levantan, así sucias. Las locas, en las tardes lluviosas, camuflan sus lágrimas con el agua y se revitalizan para correr de nuevo

Un 25 de mayo sucedido

El cuerpo encarcelado no tiene más libertad que los cuatro metros de soga silente atada al pulgar. El sistema patológico "protege" la piel del peligro de la autonomía. Mi cuerpo-a, no resistió, la soga lo torturó hasta caer en manos de la medicina alópata-venenosa. El estómago acumuló la toxicidad que el complejo emocional no supo desechar. Lloré completa, no sólo por la tortura concentrada en el interior del ombligo. Lloré completa. La cuerpa-o dolía. El aparato emocional dolía. Yo me dolía. Me sentí derrotada por el monstruo. La piel reclamó mi falta de lucha. Los músculos se miraron con súplica. La sangre no dijo más, era insuficiente para gritar. 25 de mayo de un año sucedido 12 horas dolorosas aviso de la decadencia de un cuerpo maltratado 4 horas después anuncio de una cuerpa en resistencia que dibuja un nuevo mapa en reconciliación con la natura y la digna rabia.

#Noser

Esta mañana me quité los zapatos, nunca más quise sentirme lejana del piso, ajena. Mis pies desnudos, atados al álbum familiar, rompieron los cordones que los mantenían alineados. Pero esta mañana me quité los zapatos, los tacones, las promesas... Mis tobillos gritaron, recordaron las calles inundadas, los barcos de papel periódico flotando en la grasa. Esta mañana me quité la fantasía de parecerme, de camuflarme. Borré esa aspiración de ser "alguien". Esta mañana me puse los tenis sucios y dejé de ser "alguien" para no ser...

¡Calla!

Cuando una blanca privilegiada te mira a los ojos, no desde su condición de mujer, sino desde su esfera de poder, y con lágrimas despotrica sobre su sufrida existencia, sobre su aparente explotación del sistema, hiere a un país que ha nulificado a su población para visibilizar a los vencedores que continúan colonizando.  La victimización no me convence. Tu esfera llena de privilegios insulta mi cartografía. Tu victimización, privilegiada, ofende la integridad de lxs históricamente oprimidos:  hombres y mujeres colonizados que viven en las afueras del poder hegemónico. ¡Calla!  No intentes convencerme de tu derrota simbólica. Toma un vaso de tequila pa´curarte la resaca Llama a tus compinches blancos pa´que soben tus heridas falsificadas.

Candado

Mi boca nació con un candado. ¿Y la llave? pregunté una noche nublada. Hasta ahora no tengo pistas siquiera de su existencia. Durante las primaveras busqué en las macetas que tanto cuidaba la abuela. En los veranos, debajo de mi orgullo pisoteado y ultrajado. Cada otoño, miraba fijamente los muros de mi casa fría. Los inviernos... los inviernos... Una mañana escuché un rumor detrás de la puerta, mientras espiaba a esa gente adulta que asqueaba frente a mis vestiduras ajenas a la supuesta feminidad normada: jeans rotos, playera de beisbol, el pelo atado en chongos, tenis... siempre tenis. ¿ Qué era yo entonces? "Las mujeres calladitas se ven más bonitas", murmuraban mientras reían. Y me acordé de la llave. Mi boca nació con un candado.

Reflexión biológica sobre el control

El control es un utensilio que el cuerpo ha legitimado, piensa mi estómago. El control es un mecanismo contra la libertad, grita mi hígado. El control es una posibilidad de éxito en ese sistema opresor, medita mi esternón. El control es un método normado para el buen funcionamiento de una estructura dictatoral, copia mi mano cien veces en el cuaderno de tareas. El control es una mierda, canta mi corazón...